martes, 14 de marzo de 2017

14.- FUENTES DE OÑORO-CRUCE DE ESPEJA (12/03/2017) 30 KM.

" Los somormujos de Argañán"


              Hoy toca la etapa reina de los entrenamientos específicos para correr la Maratón de Roma. Angelito (muy listo en temas de recorridos) ha elegido una carrera muy exigente, con una distancia jamás realizada por mí y por Cañete, nada más y nada menos que 30 km. Discurrirá entre Fuentes de Oñoro, Aldea del Obispo, pasando por Castillejo de dos Casas, Barquilla, Villar de Argañán, Gallegos de Argañán y situando la meta en el Cruce de Espeja (Restaurante Los Chopos). Ruta elegida sabiamente por Angelito, teniendo en cuenta varios factores: la dirección del viento, temperatura, presión atmosférica, humedad relativa, presencia de perros, toros, jabalís..., estado del firme, cuestas, entorno...
              Pues bien, como siempre en casa de Quique, quedamos una hora antes que de costumbre ya que tenemos que ir hasta Fuentes de Oñoro. Vamos llegando, Cañete, Quique, Angelito, Bego, Yayo y yo, se caen Cazahitos de la lista debido a la exigencia del recorrido (Manu, Javi Sardi, el rumano...). Partimos de Ciudad Rodrigo con un sol radiante y temperatura cálida, pero al llegar a Fuentes vemos que todo está nublado, rachas fuertes de viento y llovizna. Satélites captados y comienza la carrera,  la composición que se forma ya al inicio de carrera es: en cabeza Angelito, Quique, Yayo y Bego, cerrando Cañete y yo. Esta composición perdurará hasta el final, salvo que a veces esperan los primeros, nos agrupamos y llegamos casi siempre juntos a los pueblos. Dividimos mentalmente la carrera en etapas; la primera es de 12 km. hasta llegar a Aldea del Obispo. Este tramo discurre por una carretera con fincas de encinas preciosas a la derecha, y a la izquierda la Raya con Portugal. El  perfil está formado por continuos toboganes, subidas no muy fuertes, pero exigentes.
Finca El Gardón

Corremos al lado de una preciosa finca que no conocía: "El Gardón", llena de encinas centenarias, muy cuidada, merece la pena haberla descubierto. Continuamos en las mismas posiciones que de salida, vamos viendo a lo lejos, difuminadas por la llovizna las primeras casas e iglesia de Aldea del Obispo. Los 10 primeros km., Cañete y yo los hemos realizado en una digna hora y tres minutos; sabedores de lo que nos quedaba por delante controlabamos mucho nuestra velocidad.


En el km. 11 se encuentra el cruce con Castillejo de dos Casas, aquí comienza nuestra segunda etapa imaginaria, hasta Castillejo son 2 km. de bajada; un bonito caño nos da la bienvenida a este pequeño pueblo, desconocido para todos nosotros.
Caño




Hasta ahora todo ha sido relajado, ya Angelito nos ha ido concienciando de que a partir de Castillejo de dos Casas y hasta llegar a la localidad de Barquilla, ascenderiamos por la cuesta más empinada y larga de la carrera; vaya que si era larga y empinada.

Nos reciben unos vecinos, extrañados (raramente verán corredores por sus calles) nos animan, comenzamos a subir, los primeros 200 metros  suponen un esfuerzo enorme, vemos a Quique, Yayo,
Apreciación de la inclinación de la calle.

Angelito y Bego que se van alejando de nosotros muy lentamente, casi clavados en el firme subimos otro poquito y antes de salir del pueblo pregunto a un paisano que si es muy larga la cuesta, me dice todo chulo: "es así hasta Barquilla", nos hundió anímicamente e hizo que más adelante, cuando nos perdió de vista, Cañete y yo echaramos a andar. Unos 200 metros andando conseguimos recuperar un poquito y lentamente fuimos subiendo la interminable cuesta. Coronando lo que parecía el final nos hizo ver el panorama asolador, falsos llanos pero siempre subiendo y subiendo. En este tramo a Cañete le sobreviene una pajara considerable, se bebe las dos botellas que lleva de agua y se echa a andar, me pongo a su altura y lo acompaño otro pequeño tramo andando. Los que van por delante ya nos gritan que estamos muy cerca de Barquilla. Poco a poco el perfil se va suavizando. La prioridad ahora era encontrar agua para Cañete, que empanzonado buscaba más refrigerio con urgente necesidad.
Iglesia de Barquilla



 Aquí perdemos bastante tiempo, ya que en vez de un pueblo con poca población, parecía fantasma. Acudimos a la iglesia al oir las campanas, acertamos, ya que justo finalizaba la misa ys alían cuatro o cinco paisanos a los que preguntamos por el agua del caño, nos quitaron las intenciones ya que podía tener radiactividad, a otro se le ocurrió que a la vuelta de la iglesia quizá nos darían agua en el centro social del pueblo. Era un pequeño bar regentado por Chuchi Visín, que gustosamente llenó las dos botellas de Cañete.

Por fin seguimos nuestra carrera, ahora la etapa consistía en llegar a Villar de Argañán. Hasta ahora llevamos un poquito más de la mitad del recorrido, unos 17 km. Vamos cansados, pero aún responden nuestras piernas. Seguimos colocados igual que desde el inicio, al salir de Barquilla somos jaleados y despedidos por un hombrito con una voz muy peculiar (de pito) que nos hace reir a todos. Poco después somos acosados por un mastín que guarda un rebaño, no hay peligro pues ya advierto a todos de que se trata de un cachorro, continuamos sin incidencias. A los 3 km vemos que Quique  (que va en cabeza) se da la vuelta, esto es una evidencia de que hay un nuevo peligro. Efectivamente, dos grandes perros negros, chatos y sin rabo, nos cortan el paso mostrando sus afilados dientes. Afortunadamente el dueño de la casa que linda con la carretera sale con un gran palo, simplemente se lo enseña a los perros y éstos dejan camino libre. Se lo agradecemos y continuamos nuestra carrera.
Volvemos a coger posiciones y de nuevo se cierne el peligro, yo atrás, cerrando la carrera diviso un animal grande por delante de Quique, Yayo, Angelito y Bego, mis temores se convierten en realidad, el bulto es un añojo que se ha salido de la finca a la carretera.
Añojo ofuscado

Quique nos hace señas para que acelerermos el paso y nos reagrupemos, eso haría que el peligro disminuya y que no ataque al ver mucho bulto. También conseguiríramos que volviese a la finca y se uniera a su manada. El ternero se ofusca y decide correr carretera adelante sin parar, por lo que decidimos ir detrás. Después de un largo rato, consigue saltar el alambrado y por fin nos deja seguir tranquilamente nuestra carrera. 

Entretanto hemos llegado a los 21 km., en un tiempo aceptable de 2 horas y diez minutos. El recorrido se ha ido haciendo más favorable y ya divisamos Villar de Argñán. Todos vemos el objetivo más cercano.


En mente ya solo cabe Gallegos de Argañán, así que aun con dolor en nuestras rodillas, seguimos nuestra carrera. Ya en el km. 22 Cañete se viene otra vez abajo, lo animo y lo espero ya que se echa a andar otro poquito, lo que aprovechamos para comer unas gominolas azucaradas. Esto nunca lo había hecho, pero he de decir que nos vino fenomenal. Psicológicamente le saco un tema que viene pintiparado para animarlo, le pregunto que si nuestros relojes se conectan a satélite español o portugués, al tratarse de un tema de logística militar americana, a Cañete se le olvida el cansancio y vuelve a correr. Por fin vemos a lo lejos la iglesia de Gallegos, con más ánimo nos adentramos en el pueblo a sabiendas de que solo nos separaban 5 km. de la meta. 
Los que iban en cabeza ya no esperan y los vemos muy a lo lejos. Este tramo, no sé si por ser el último, se hizo muy pesado y aburrido. Nuestro ritmo había disminuído considerablente, los kilómetros se nos hacían más largos, hasta que a lo lejos vimos a Bego (lesionada de rodilla) que se había puesto a andar. Esto nos motiva a intentar alcanzarla e incermentando el ritmo de manera considerable conseguimos llegar a su altura divisando en el horizonte ya el tan ansiado Cruce de Espeja, cosa que hizo que Cañete y yo siguiesemos corriendo ya con poquitas fuerzas pero viendo a Quique, Yayo y Angelito estirando.
Llegada de Cañete y Fito

 Por fin hemos completado los 30 km., nuestras piernas están acalambradas, pero debido a nuestra emoción nos olvidamos de ellas. Unos minutos de euforia y como no, al bar a por la merecida cervecita, acompañada de unas jetas asadas  buenísimas. ¡CONSEGUIDO!
 Impresinante e Inolvidable

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. No está nada mal la caminata.
    Por cierto, el agua del caño de Barquilla no tiene peligro de radiactividad, que sepamos, y es como la de cualquier pozo; eso sí, sin clorar.

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    1. El comentario de la radiactividad lo puse porque me lo indicó un señor que salía de la misa. Imagino que es una exageración y no dudo que el agua sea muy buena.Simplemente utilicé un recurso para contar lo del bar. Saludos

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